Personalmente, a pesar de mis raíces anglosajonas, me resisto a utilizar términos importados y cuando los oigo en algún auditorio siempre pienso que los asistentes –la mayoría perfectos conocedores del idioma Español- se preguntarán por qué lo utilizan ya que no responde a ninguna superioridad lingüística: todos o casi todos los conceptos relacionados a estos términos se pueden expresar en la lengua de Cervantes.
Todos los grupos sociales concretos y diferenciados (abogados, arquitectos, ingenieros, etc.) cuentan con hablas sociales o jergas que emplean únicamente con miembros de ese grupo social. Alguien podrá decir que esa “jerga” forma parte del lenguaje científico y técnico de los Sanitarios…pero el problema es cuando el receptor de la información es ajeno a ese grupo. Hay casos contados donde se usan por eufemismo, en un deseo de no presentar realidades desagradables, como el empleo de exitus en lugar de fallecimiento o muerte. Son formas de expresión que no tienen por qué entender los interlocutores que no participan de sus intereses…pero ¿qué ocurre cuando se utilizan fuera del grupo? Y sobretodo, ¿Cuando el paciente o la familia son destinatarios de esa información?
Anglicismo es todo vocablo en el seno de la lengua inglesa que haya pasado al Español. En el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua hay ya más de 400 anglicismos, de los cuales algunos pocos se pueden considerar “patentes” por que su forma no difiere de la original; el resto de las voces ha sido adaptado a nuestras normas ortográficas (como el caso de “empowerment” y apoderamiento). Entre las “patentes” se encuentran palabras muy utilizadas en las Ciencias de la Salud como clip, relax, test y otras populares como: blues, bit, chip, brandy, clown, club, cross, golf, iceberg, lord, open, pop, robot, top, etc.
El uso de palabras “sofisticadas” es un arma de doble filo ya que el prestigio que supuestamente conlleva podría convertirse en “esnobismo”: usando términos procedentes del inglés sus usuarios intentan presumir de ciertos aires de modernidad, eficacia, preparación y distinción. Suelen sustituir equipo o personal por “staff” o condición por “status”. La pregunta es: ¿aportan algún matiz o algo verdaderamente nuevo?, ¿o más bien un aire extranjerizante que, por el simple hecho de venir de fuera, convierte a los profesionales que los utilizan en más preparadas para desempeñar su labor? La pedantaría lingüística puede causar efectos negativos en la comunicación aunque su autor piense que tiene un discurso muy distinguido, pues pretende declarar un poliglotismo que, la mayoría de las veces, no se corresponde con la realidad.
Hay que buscar ese equilibrio entre la jerga sanitaria y un tipo de comunicación que utilice un léxico exento de palabras exóticas, pensando siempre en el público general que busca información sobre el tema tratado.
A continuación, a modo de ejemplo, les expongo un nutrido glosario de lo que les hablo, de esas palabras importadas que salpican el discurso de muchos de nosotros los sanitarios cuando hablamos entre nosotros y que de forma descuidada incluimos en los mensajes a nuestros pacientes:
bypass, shock, staff, workshop, baby boom, coffee break, implementación, stress, poster, relax, antidoping, scanner, peeling, counselling, mindfullness, screening, software, hardware, look, light, estandar, PET (positron emission tomography – tomografia por emision de positrones), cluster, pool, feedback, peer-review, test, stock, check-list, link, background, abstract, network, spray, newsletter, newsgroup, e-mail, rash, flash, chip, clamp, clip, jet-lag, output, input, kit, record, sprint, burn-out, box, case-mix, borderline, master, item, performance, running, clapping, flapping, marketing, ranking, mapping, taping, role playing, timing, distress, flutter, cocktail (combinacion de fármacos) , randomizar, tipar, tandem, planning, management, antibaby, blister, electroshock, lifting, ratio, ticket, core, handicap, empowerment, stand, brainstorming, mailing, etc…..
Invito a mis compañeros sanitarios a una reflexión y a ampliar el glosario si cabe con otros términos que hayan oído en su trabajo cotidiano e intentar buscar su equivalente en Español . Es una divertida forma de aprender Inglés y además mejorar el uso de nuestro propio idioma.
Volviendo al enunciado, quería hablarles del papel de la información en el “empoderamiento” del paciente. El concepto del paciente experto o paciente “empoderado” es aquel que es competente a la hora de manejar sus problemas de salud. Las personas necesitamos información que podamos comprender y utilizar, para el paciente es crucial alcanzar el suficiente conocimiento para la toma de decisiones autónomas sobre el autocuidado y la mejora de la autogestion de su salud. Debemos el personal sanitario conocer al receptor, adaptar el mensaje y posibilitar ese “empoderamiento” que supone para el paciente un proceso de crecimiento individual en cuanto a la toma de decisiones respecto a estilos de vida saludables y prevención de la enfermedad.
Las redes sociales y portales web como CUIDADOS2.0 se están convirtiendo en un vital escenario donde ciudadanos, profesionales e instituciones sanitarias estamos aprendiendo a comunicar mejor y convertir la información en conocimiento, y este en salud. Es nuestra responsabilidad escoger exquisitamente nuestras palabras y hacernos entender sin más pretensión que la de servir a nuestra misión: CUIDAR
Miguel Angel Fernández Molina
Director de Enfermería
Departamento de Salud Alicante. Hospital General