Quiero hacer una llamada de atención al hecho usual de calzar a los niños preandantes, influencia debida en gran parte a modas extendidas por anuncios comerciales.

          Hasta los 6 meses la zona de máxima sensibilidad táctil, que nos da la mayor información sobre el mundo exterior trasmitiendo sensaciones de temperatura, textura, favoreciendo el desarrollo psicomotor del niño, son los pies.

          El movimiento físico que el niño realiza cuando tiene los pies en completa libertad de movimientos es un factor de aceleración de ciertas formas de maduración por estímulo de mielinización.

          Partiendo de estos postulados ampliamente descritos en el artículo de Isabel Gentil García, (http://revistas.ucm.es/index.php/RICP/article/view/RICP0707120027A/18634) es necesario que la planta del pie del niño se ponga en contacto con superficies irregulares a fin de estimular las sensaciones cinestésicas y los reflejos posturales. El niño necesita el estímulo  táctil, de presiones e irregularidades del terreno para desarrollar la propiocepción, posicionar adecuadamente las articulaciones y reforzar la musculatura. Lo que no necesita son suelas rígidas que lo aíslen de todas esas sensaciones. Un niño antes de su etapa de andante no necesita ser calzado, sólo cuando llegue a esta etapa lo podrá hacer con un calzado adecuado con las características adecuadas de flexibilidad, torsión, suela fina, material permeable...

Inmaculada Vidagany Escrig

Matrona HGU  Alicante